Perdida.

No se como empezar a escribir, y supongo que voy a terminar escribiendo cualquier cosa y en realidad no voy a decir nada de lo que quiero decir.
Siento un nudo en la garganta, y otro en el estómago. Siento un vacío que me llena completamente. Siento una presión en el pecho que me impide respirar. Me siento débil, tiemblo, y apenas puedo caminar, tambaleándome de aquí para allá.
Así me siento con todo lo que me está pasando, y aún así es indescriptible. Las palabras que usé son solo comparaciones. Porque en realidad no encuentro el sentimiento correcto ni las palabras correctas para explicar tanta soledad, tanta angustia, tanta desesperación.
Y me siento perdida, vacía, herida, lastimada. Siento que dejé de existir hace tiempo, no me quiero yo, no me quiere nadie. No me aguanto, no me aguanta nadie.
Estoy irritable, me desespera la gente y las lágrimas se esfuerzan por salir, sin temor de aparecer en público, en un colectivo, en la calle o en el medio de una clase. Y me esfuerzo por contenerlas, por desatar lentamente el nudo en la garganta, por buscar el aire que le hace falta a mis pulmones, por sonreír y sacar fuerzas de donde no tengo para continuar luchando.
¿Hasta cuando? ¿Hasta cuando voy a tener que luchar? No sirve de nada, porque es una batalla perdida, una tras otra, es una goleada en mi contra, es una definición por penales entre la felicidad y la angustia, por no decir otra cosa.
Y estoy completamente sola, peleando contra viento y marea. Sola porque mis viejos se fugaron, se cagan en mí, se cagan en todo esto que me pasa por culpa de ellos. Se cagan en mis ataques, en lo que escondo, en lo que me guardo, en lo que no digo. Se cagan en todo, como todos. Como los que se hacen llamar amigos pero solo te hablan cuando necesitan algo, solo hablan ellos, ese es el problema. Hablan y hablan pero no escuchan, no ven.
Tampoco pido que me salven, porque hace rato me hundí y nadie va a poder salvarme. Ya es demasiado tarde para hacer algo por mí, pero me sigue doliendo, me sigue doliendo que todos se caguen en mi, cuando yo di todo por ellos, cuando intenté ser la mejor hija, hermana, amiga, cuando estuve para todos. Ahora que necesito un abrazo, una palabra, nadie está. Tengo una máquina frente a mí, tengo música, tengo lágrimas pero estoy sola. Solo que esta vez no tengo tanta fuerza para seguir luchando.

Liar.

No se como empezar, ya empecé y borré una y otra vez.
Ser sincera me asusta. Escribir me asusta, porque cuando escribo estoy expresando lo que pienso, y lo que pienso es eso que me asusta. Me asusta tanto como hablar, por eso no hablo. Porque tengo miedo de escucharme.
Y por eso borro lo que digo, por eso me callo. Por eso sigo diciendo que estoy bien.
Y no es así.
Nada está bien.
Nadie sabe como me siento, nadie sabe que es lo que me pasa, y a veces creo que ni yo se como estoy. Pero si de algo estoy segura es que esa persona que ven todos, ésa no soy.
No soy la amiga que mis amigos ven, no soy la alumna que los profesores ven, no soy la hija que mis papás ven, no soy la hermana que mi hermana ve, no soy la nieta que mi abuelo ve.
Y me asusta que me descubran, me asusta decepcionarlos y por eso cada día me disfrazo más, maquillo mis emociones tanto como mis pestañas. Me pinto una sonrisa como me pinto las uñas. Me seco las lágrimas como me seco el pelo. Y empiezo la función.
A esta altura debería ser una actriz de primer nivel porque, la verdad, ya perdí la cuenta de hace cuanto estoy fingiendo. Pero me acostumbré, me acostumbré a tener tantas personalidades como personas que me conocen.
Si, tal vez soy una falsa, una hipócrita y me voy a quedar sola cuando me descubran, pero es un riesgo que debo correr. Mientras dure, todo está bien.
Porque si de algo se es de sonrisas, sonrisas que disimulan hasta la más grande mentira. Se de pañuelos para tapar heridas, de palabras para decir mentiras y se de comidas sin comer. Se de todas esas cosas, cosas que aprendí con el tiempo y que sin ellas no se que haría.
Me volví en mi peor pesadilla, me volví en la villana de cualquier película.
No exagero, esta vez no miento.